La segunda secuela de la saga se filmó en 1998.
Aquí Simba luego de haber echado a las hienas del
reino se da cuenta que entre los leones hay muchos adeptos a Scar que mientras
este era rey, esclavizaban al resto de la manada. Descubiertos estos, son
echados a vivir en el destierro haciéndolos marchar hacia las tierras
prohibidas lugar donde Mufasa nunca dejó acercar al joven Simba.
Simba y Nala pasan los días ocupándose de su
pequeña Kiara la cual es tan traviesa y audaz como su padre cuando cachorro.
A pesar de la atención permanente hacia ella,
siempre jugando por los alrededores de la roca del Rey en un descuido Kiara
escapa hacia la selva encaminándose justamente a las tierras perdidas.
Conoce no lejos de allí a un pequeño cachorro
llamado Kovu con el que a punto de pelear deben huir a la carrera perseguido
por cocodrilos hambrientos, con el escape se aceptan mutuamente en el juego.
Zira la madre de Kovu encuentra a su hijo jugando con Kiara y los observa
escondida entre la hierba. Cuando está a punto de atacar a Kiara Simba
enardecido con Kiara aparece en escena con Nala y otros leones de la manada que
habían estado desesperadamente buscando a la pequeña. Zira al verlos emerge de
su escondite y se presenta junto a su hijo anunciandolo como el sucesor que ha
nombrado Scar antes de morir.
Simba los obliga a no llegarse más hasta ese lugar
que es parte de su reino y Zira jura venganza.
Luego Zira se dará cuenta que si espera el tiempo
necesario será Kovu quien derroque a Simba y retomaran ellos el poder de la
roca del rey y de todas las manadas.
Al pasar los años Kiara lista para convertirse en
leona adulta y Kavu entrenado en el odio para matar a Simba serán claves para
el futuro de las manadas.
Rafiqui que tiene el poder de comunicarse con el
fallecido Rey Mufasa recibe de este el consejo de casar a Kiara con Kavu y así
poder unir en paz a las dos manadas.
Este será el reto que deberá superar el viejo Rey
Simba.
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