Nicholas Sparks escribió la
novela del mismo nombre, su octava novela en ser llevada a la pantalla grande.
Un drama de amor con mucho
de novela rosa, de lugares comunes y de repetición de argumentos con novelas anteriores.
De todas maneras la
excelente interpretación de los protagonistas salva el film, y al menos deja un
sabor relativamente agradable sobre los créditos del final.
Esta historia no es para
todo tipo de público, hay una extracción de cinéfilos sobre todo femeninos, los
cuales no son minoría, que disfrutaran y hasta llorarán con esta película.
Almíbar y miel durante casi
ciento veinte minutos vaya que empalagan, y según que ojos juzguen o que
paladar, pueden convertirse en una tortura infinita, en una comedia bizarra sin
intención de serlo o en una adorable telenovela venezolana formato cine.
El argumento rueda sobre
carriles conocidos hasta el hartazgo, a saber: Un joven muchacho de pueblo
llamado Dawson Cole de familia humilde se enamora perdidamente de una hermosa
muchacha dulce, educada como princesa obediente y leal de una familia
acaudalada llamada Amanda Coller. Están en el último año de colegio antes de
marchar a la universidad, es verano y el romanticismo flota en el aire, todo
parece ser felicidad e incluso el mundo más bueno...pero no.
El padre de la muchacha
tiene otros planes para su pequeña, y no va a permitir que un pobre muchacho
del pueblo cambie ese destino. Además el verano acaba pronto, el sendero se
bifurcará conduciéndolos hacia la vida adulta por mundos totalmente opuestos y
distantes.
Veintiún años más tarde, ya
casi en los cuarenta con la vida encaminada y la madurez consolidada, un
funeral los regresa brevemente al pueblo, al reencuentro, al redescubrimiento
del amor. Dándose cuenta de que durante esa eternidad sin verse, sin saber del
otro no han dejado de amarse ni un solo instante.
Hay otros condimentos
además, como un terrible accidente laboral que casi cuesta la vida a uno de
estos amantes, que harán sobresaltar al espectador tal vez pensando que no
habrá final feliz, pero no hay que preocuparse por ello el destino ya está
escrito.
Dirigida por Michael
Hoffman, y protagonizada por James Marsden como Dawson Cole y Michelle Monaghan
como Amanda Coller.
No apta para diabéticos.