Una vez mas Woody Allen con una controvertida
presentación, no por el contenido si por la crítica. Vilipendiado por unos,
alabado por otros. Parece no haber término medio en la opinión sobre cada uno
de sus films.
Este último "Magia a la luz de la luna" no es
la excepción, ha sido atacado y defendido por partes iguales. Siendo menos
extremistas podemos decir que no se trata de una obra maestra pero tampoco de
un mal film. que Woody Allen los ha tenido mejores es innegable, pero no deja
de ser un gran cineasta que a sus 79 años filma en forma casi ininterrumpida.
La historia es simple, llana, rueda por un solo eje de principio
a fin sin desarrollar historias colaterales e irse por las ramas. en este
sentido es un típico film de los años 30 o 40, directo y bastante redundante.
Claro Allen usa esto como un efecto para darle peso a una historia ambientada
en los años 20.
Una película romántica sobre un mago escéptico Stanley
(Colin Firth) famoso por su obsesiva persecución a falsos mediums y adivinos.
Un gruñón, pesimista y aburrido que a pedido de otro prestigioso mago y amigo intentará
desenmascarar a una bellísima joven llamada Sophie (Emma Stone) que está
desplumando a todo americano millonario que ande por la Costa Azul francesa,
cobrándole a cambio de comunicarlos con sus muertos.
El descreído Stanley quedará absorto ante las
predicciones y ante el conocimiento que Sophie tiene de su pasado. Primero
dudará de sí mismo, no sabrá si creer o no creer y luego se dará cuenta que
está perdidamente enamorado. Pero...¿ podrá encontrar la felicidad junto a
ella?
¿Se producirá ese mágico encantamiento a la luz de la
luna que pregona el título?
Como en todo film de Woody Allen imperan los diálogos
largos y filosos, algunos trillados y demasiado largos; caminatas por doquier
llenas de diálogos desentramando un argumento que cae de maduro, sin embargo el
encanto en las actuaciones, principalmente la de Emma Stone que compone un
personaje soberbio y las sutilezas que como pinceladas van marcando el film
junto a un ritmo perfecto lo vuelven más que agradable llevándolo
magistralmente a un cierre perfecto.